Hoy es miércoles, 1 de enero de 2025. ¡Feliz Año Nuevo! Como hoy es Año Nuevo, dirigimos nuestros corazones y nuestras mentes a pensar y orar por el año que comienza.
Observar/Parar
Por lo tanto ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieta; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Padre amoroso, gracias porque me has apartado para ti. Jesús, te agradezco que me hayas elegido para dar fruto. Espíritu Santo, te invito a llenarme de toda tu plenitud. Quiero soñar tus sueños y ayudar a hacerlos realidad.
Hoy escojo regocijarme en la bondad de Dios, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en palabras del Salmo 104…
Pero, si envías tu Espíritu, son creados,
y así renuevas la faz de la tierra.
Que la gloria del Señor perdure eternamente;
que el Señor se regocije en sus obras.
Él mira la tierra y la hace temblar;
toca los montes y los hace echar humo.
Cantaré al Señor toda mi vida;
cantaré salmos a mi Dios mientras tenga aliento.
Quiera él agradarse de mi meditación;
yo, por mi parte, me alegro en el Señor.
En este 1 de enero, el nacimiento de un nuevo año, estoy reflexionando sobre el derramamiento del Espíritu Santo en el libro de Joel, y sobre un momento clave en la vida de la iglesia en la década de 1700…
Después de esto,
derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano.
Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán,
tendrán sueños los ancianos
y visiones los jóvenes.
En esos días derramaré mi Espíritu
aun sobre los siervos y las siervas.
A las tres de la madrugada del día de Año Nuevo de 1739, el Espíritu Santo también acudió a una reunión de oración que duró toda la noche en Fetter Lane, Londres. “Haciéndose eco de la experiencia de aquellos que fueron impulsados a salir del aposento alto en Jerusalén para predicar el Evangelio, John Wesley también fue impulsado a salir de esa sala de oración en Londres para recorrer 125.000 millas predicando el Evangelio, mientras que su hermano Charles Wesley comenzó a escribir 6.000 himnos. Y su amigo de 25 años, George Whitefield, cruzó el Atlántico para avivar el fuego del Primer Gran Despertar de América. El mundo nunca volvería a ser el mismo.
esús dijo que el Padre ama dar el Espíritu a los que lo piden (Mateo 7:11), tal como John y Charles Wesley lo pidieron aquel día en Londres.
Y así, mientras abro las manos delante de mí, te pido, Padre, que me llenes de tu Espíritu. Lléname de un nuevo poder para este nuevo año, como llenaste a los que estaban en la asamblea solemne de Joel y llenaste a tus seguidores hace 286 años en Fetter Lane, Londres.
Y ahora levanto mis manos y oro por mi comunidad, por mi nación y por las naciones del mundo. Te pido, Padre, que derrames de nuevo tu Espíritu Santo y avives el fuego de otro Gran Despertar.
Al volver a este pasaje tan conocido, reflexiono en la obra del Espíritu Santo en mi propia vida.
Después de esto,
derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano.
Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán,
tendrán sueños los ancianos
y visiones los jóvenes.
En esos días derramaré mi Espíritu
aun sobre los siervos y las siervas.
El derramamiento del Espíritu Santo en el libro de Joel da lugar a profecías, sueños y visiones. ¿Cómo podría el Espíritu de Dios llenarme y darme poder para escuchar las palabras de Dios, para ver lo que Dios ve, para soñar los sueños de Dios para el nuevo año, tanto en mi propia vida como en el resto del mundo?
Oración de rendición
El derramamiento del Espíritu Santo en el libro de Joel fue en parte una respuesta al hecho de que el pueblo de Israel se consagrara al Señor, apartándose para los santos propósitos de Dios. La oración del Pacto Metodista, escrita por el propio John Wesley en 1755, es orada por millones de metodistas al comienzo de cada año. Es una liturgia de consagración, una entrega profunda y hermosa, y por eso me uno a las hermanas y hermanos en Cristo de todo el mundo al orarla ahora.
No me pertenezco, soy tuya.
Ponme donde quieras, asóciame con quien quieras
Ponme a trabajar, ponme a sufrir
Sea yo empleada por ti, o desplazada por ti, exaltada para ti o rebajada por ti.
Haz que yo esté llena, haz que esté vacío,
Haz que tenga todo, haz que no tenga nada.
Voluntariamente y de corazón cedo todas las cosas a tu placer y disponibilidad.
Y ahora, glorioso y bendito Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
Tú eres mío y yo soy tuya.
Así sea.**
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo,
siendo auténtica contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás,
siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida,
proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
* John Wesley, Works of Wesley (Wesleyan Methodist Book Room, 1872: Baker House, 1986) 1:170.
** Methodist Covenant Prayer, https://www.methodist.org.uk/about-us/the-methodist-church/what-is-distinctive-about-methodism/a-covenant-with-god/